Despertando con la Rutina Escolar
Era el año 1985 en Venezuela, un tiempo en que la vida cotidiana de un joven venezolano, o "chamo", estaba marcada por la prosperidad y la sencillez de las pequeñas cosas. El día comenzaba temprano, a las 5 de la mañana, cuando el sonido del despertador anunciaba el inicio de una nueva jornada. Después de una rápida ducha, utilizando los famosos champús de bolsita que se compraban en la quincalla de los portugueses, era hora de alistarse para la escuela. El jabón Camay era el fiel compañero en el baño, un clásico en muchos hogares venezolanos.
Vestirse era todo un ritual. Los jeans nevados de Sergio Valente estaban de moda y se combinaban con una chemisse blanca con la insignia del colegio. Para los pies, los zapatos Reebok blancos eran la elección preferida, un símbolo de estilo y confort en aquellos días.
Con el uniforme listo, llegaba el momento de un desayuno que traía consigo el sabor de la infancia: cereales Zucaritas o Sugar Pops, bañados en Leche Carabobo, junto con una fruta fresca. Después, la lonchera preparada por mamá estaba lista para acompañar al chamo en su jornada escolar.
La Escuela: Un Mundo de Diversión y Aprendizaje
El colegio comenzaba puntualmente a las 7:30 de la mañana, pero la verdadera aventura empezaba en el camino, donde los saludos y las risas con los amigos llenaban el ambiente. El día escolar iniciaba con el himno nacional, un momento solemne que unía a todos en el patio de la escuela antes de entrar al salón de clases.
En aquellos tiempos, una sola maestra se encargaba de impartir todas las asignaturas, lo que creaba un vínculo especial entre los estudiantes y su profesora. La asignatura más esperada era, sin duda, Educación Física. Correr por el patio, jugar al fútbol improvisado con potes vacíos de jugo o al "Quemado" con cualquier pelota que se encontrara, eran actividades que hacían que la hora de recreo, a las 10 de la mañana, fuera el momento más emocionante del día.
Durante esos 20 minutos de descanso, el patio de la escuela se convertía en un escenario lleno de vida, donde no faltaban las bromas, las carreras, y hasta los incidentes cómicos que arrancaban risas a todos. Pero después del recreo, era hora de regresar al aula para continuar con las clases, que solían incluir materias como religión o biología práctica, hasta que el reloj marcaba las 12:30 y llegaba el momento de volver a casa.
La Tarde: Entre Tareas y Televisión
Al regresar a casa, alrededor de la 1 de la tarde, el primer ritual era encender la televisión para ver "El Observador", el noticiero que mantenía a las familias informadas sobre los acontecimientos del día. Después del almuerzo, que solía ser sencillo, pero delicioso, como unas caraotas con arroz, llegaba el momento de hacer las tareas escolares. Cumplir con las responsabilidades académicas era importante, pero se hacía rápidamente para poder disfrutar del resto de la tarde.
La televisión volvía a ser protagonista a las 3:00, cuando programas como "Los Monsters", "Los Tres Chiflados", y "La Familia Adams" capturaban la atención de los jóvenes espectadores. Pero la diversión no se limitaba a la pantalla; también había tiempo para jugar en la calle con los amigos, ya fuera con una pelotica de goma o en una caimanera de futbolito.
Estos juegos al aire libre continuaban hasta las 5:00 de la tarde, cuando todos regresaban a casa para ver el "Festival de los Robots", un programa que fascinaba a los niños con personajes como Mazinger Z y Voltron.
La Noche: Un Festín de Entretenimiento
La rutina vespertina no estaba completa sin la merienda, que incluía una Nucita acompañada de un trozo de pan y un vaso de Coca-Cola o una Malta. Luego, la televisión volvía a atraer a la familia con una oferta variada de programas. Desde "Ocurrió Así" hasta "Alerta", pasando por el popular "Loco Video Loco", las opciones eran múltiples, y cada miembro de la familia encontraba algo que disfrutar.
Los lunes, la risa estaba garantizada con "La Radio Rochela", y los miércoles era el turno de "Bienvenidos". Además, programas como "Carrusel", "Los Años Maravillosos", y "El Circo de los Valentinos" mantenían a todos pegados a la pantalla hasta que llegaba la hora de dormir.
Sin embargo, la noche no terminaba tan temprano. A pesar de que las telenovelas comenzaban a las 9, los niños solían quedarse despiertos hasta las 10 o 11 de la noche, entretenidos con juegos de mesa, legos, yoyos o los famosos libros de "Kalkitos". Era un tiempo para disfrutar en familia, antes de que el sueño finalmente los venciera.
Reflexión: Un Pasado que Dejó Huella
Así transcurría un día típico en la vida de un chamo venezolano en la Venezuela de 1985, un tiempo que muchos recuerdan con nostalgia. Era una época en la que la diversión y la simplicidad se entrelazaban con la calidez de la familia y los amigos.
Aunque el mundo ha cambiado mucho desde entonces, los recuerdos de esos días siguen vivos en la memoria de quienes los vivieron, recordando con cariño una Venezuela que hoy parece tan lejana, pero que en su momento fue un verdadero paraíso para quienes tuvieron la dicha de crecer en ella.
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